Mobbing laboral o Acoso Psicológico en el trabajo (Capitulo II)
Más sobre el caso de Eva ¿Cómo detectar una situación de mobbing laboral?
En estas situaciones de acoso suelen darse unas características determinadas:
- Rechazo a la comunicación. Evitar hablar es lo que hace que se mantenga el problema. Es imposible encontrar una solución, porque, cuando no se comprende la situación, uno no puede actuar y se paraliza. En el caso de Eva, su jefe daba una imagen de grandeza, de superioridad. Si el conflicto se hubiera explicitado, habrían podido hablar y encontrar una solución. El jefe es consciente de ello y evita que suceda dándole excusas. Nunca es el momento. Puede decirle que es una época de muchos nervios por la falta de ventas, o que ha tenido un conflicto con un cliente, o cualquier otra cosa para evitar la comunicación.
- Descalificación con comunicación no verbal. Se evita decir nada concreto que pudiera ser rebatido. Un mal gesto, una mala mirada, un desplante e incluso un tono de voz hiriente resultan suficientemente efectivos. Volviendo al caso de Eva, ella se siente cada vez más insegura y duda de cualquier cosa que va a hacer porque conoce y teme el tipo de respuesta que recibirá. Por ejemplo, Eva un día tuvo que ir con su jefe a otra ciudad por motivos de trabajo, llegó la hora de la comida y su jefe desapareció. Ella estuvo esperando que viniera y cuando apareció le dijo “vamos a continuar con el trabajo” y ella le comentó “¿no vamos a comer?”. Él le contestó que ya había comido y que era hora de trabajar. Ella se quedó paralizada ante esta respuesta y siguió trabajando sin entender lo que había sucedido. Su jefe utiliza una agresión que no es directa, con lo cual Eva no sabe cómo defenderse, porque duda de lo que está percibiendo y cada vez pierde más la confianza en sí misma.
- Establecer la duda, ya que la duda inmoviliza. El jefe de Eva da un mensaje verbal y en el nivel no verbal expresa lo contrario, con lo que está enviando un discurso paradójico, que provoca la desestabilización de Eva y hace que ella no sepa cómo actuar.
- Expectativas poco ajustadas a la realidad. Uno de los problemas de la persona que sufre acoso es que sus expectativas se ven constantemente frustradas porque no tienen en cuenta el hecho de que está sufriendo acoso. Eva tiene una expectativa de como tendría que actuar su jefe hacia ella, que la hace sufrir ante la incertidumbre de si ella conseguirá que él se dé cuenta y rectifique. Ella empieza a realizar un razonamiento lógico, tal como pensaba Aristóteles, basado en que si se analiza un fenómeno con una lógica correcta, el punto de llegada que se alcanza es verdadero. Pero, tal como decía Locke, hay que ir con cuidado, porque partiendo de premisas erróneas con un razonamiento perfecto se llega a conclusiones erróneas. Eva está realizando su razonamiento obviando que su jefe es un acosador, por eso sus expectativas no se ajustan a la realidad.
- Comunicación descalificadora. El acosador utiliza el sarcasmo, el desprecio, la burla y la ambigüedad, y esporádicamente también utiliza la mentira. Suele usar una voz fría, sin ningún tono afectivo, que deja entrever burla y desprecio. Así se comunica el jefe de Eva con ella dejándola irritada y confundida. Al emplear un vocabulario paradójico e incompleto o simplemente silencios, a Eva lo único que le queda es interpretar la realidad. Su jefe parece que tiene una habilidad para decir sin decir nada que genera la duda de Eva y le provoca inmovilización, porque ella no entiende lo que está pasando. Empieza a darse cuenta que la trata como un objeto y la descalifica por su forma de hacer o de vestirse, desautorizándola delante de algún cliente y utilizando bromas para ofenderla y excluirla. A veces delante de clientes le pone algún mote, le dice “lenta, espabila y ve a buscar esa pieza”.
- El que ejerce el acoso es una persona narcisista, con poca empatía hacia el otro y muy manipuladora que se aprovecha de su víctima. Eva es una persona muy protectora y se ha acostumbrado a tapar los defectos de su jefe. Si alguna vez Eva se ha atrevido a cuestionar lo que sucede, él se ha puesto irascible y amenazante. En ese momento, la invita a que se vaya a otra empresa y le deja claro que no encontrará trabajo. Continuamente, su jefe la está coaccionando y con ello consigue que ella se vuelva más dependiente y sumisa. Eva tiene una creencia falsa: que si ella es sumisa, llegará un momento en que él se dará cuenta y cambiará.
- Agresiones indirectas. El acosador provoca tensión y hostilidad en el ambiente, sin necesidad de agredir de forma directa. El jefe de Eva puede incluso, si está muy enojado, dar golpes a objetos (mesa, puertas…) o ponerse a blasfemar en alto. Eva lo observa y no entiende lo que está pasando y su confusión aumenta.
Si somos capaces de detectar estas características y ver realmente que es lo que está pasando, podremos evitar caer en la confusión, las falsas expectativas, la paralización y la baja autoestima que estas conductas pueden llegar a provocar en nosotros.
Capítulo III - ¿Cómo reconocer la personalidad narcisista?
Capítulo IV - Soluciones al acoso o lo que Eva debe hacer
Mercedes Ullod Marcos
Psicóloga y Coaching
Centro de Psicología Mercedes Ullod