No es la situación, es como la vives: el pesimismo genera estrés

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Un mismo hecho puede ser afrontado de dos formas muy diferentes. Imaginemos dos personas en la misma situación: Ambas tienen unos treinta años, han sido despedida de su lugar de trabajo después de unos siete años, están casadas y su pareja tiene un trabajo estable y bien remunerado y ninguna de las dos tiene  hijos. A ambas les con corresponden los dos años de paro. La situación es idéntica, y sin embargo, van a enfrentarla de manera diferente:

  • Ana, lo vive como una amenaza. Piensa que es una desgracia lo que le ha pasado.  Tiene miedo de no encontrar trabajo. De hecho piensa que no lo encontrará y que su vida ha cambiado sin que ella pueda remediar la situación. Aquí se activa en el cerebro el modo de supervivencia, el que en la naturaleza nos llevaría a atacar o a huir. Ana es muy pesimista y cree que no conseguirá salir de esta situación. Su propio pensamiento la lleva por una espiral negativa.
  • Alexia, lo asume como una perdida, pero es capaz de ver una oportunidad en este hecho pensando que encontrará un trabajo más alineado a sus necesidades y se encuentra incluso liberada ya que no le gustaba el trabajo que realizaba, ni el sector, ni los jefes. Alexia tiene un elevado grado de optimismo que le ayudará a enfrentar la situación con ánimos y buena disposición.

Hay cosas que suceden y que no podemos controlar. A veces ni siquiera podemos controlar nuestras propias emociones y pensamientos.  Es posible que necesitemos ayuda para ser capaces de ver que nos está pasando y adquirir la distancia necesaria y no dejarnos arrastrar a un círculo vicioso de temor, indecisión, angustia, estrés, pesimismo y tal vez depresión.

Recuerda que es el viaje lo que da la felicidad, no el destino y busca las herramientas  para enfrentar del mejor modo cada situación.

Merce Ullod | Psicòloga- Coach de Mataró