Como reducir el estrés
A veces nos empeñamos en recordar hechos dolorosos del pasado. No es que sea malo recordar el pasado, de hecho si pudiéramos enfrentarnos a él separando la carga emocional, podríamos obtener un aprendizaje. El problema es que, si no es así, si no tenemos la perspectiva y la distancia emocional necesarias, el pasado puede provocar angustia, ansiedad, remordimientos, tristeza, pena, culpa, melancolía, depresión, y grandes dosis de sufrimiento.
Si no dejamos de pensar en el pasado y de hacer proyecciones catastróficas del futuro, podemos llegar a tener la mente llena de mil ideas, pensamientos, miedos, deseos y problemas. El estrés que genera esta situación, aparte afectar a nuestra salud física y emocional, agravando la situación, puede llegar a volvernos ciegos ante la solución a nuestros problemas, aunque la tengamos delante de nosotros, porque nos centramos tanto en el problema que no somos capaces de ver alternativas o posibles soluciones.
Afortunadamente, podemos reducir nuestros niveles de estrés. ¿Cómo podemos lograrlo? Basta con romper los círculos viciosos y las espirales de pensamiento negativo que lo causan. La fuerza del pensamiento puede cambiar mi percepción y mis emociones. Vamos a poner un ejemplo: yo puedo hacer una pausa en una jornada con mucho trabajo a las tres del mediodía y darme cuenta que aún no he comido. Esta pausa me puede permitir sentir la sensación de hambre que tengo, si, en ese momento, pienso que no encontraré ningún restaurante abierto, me sentiré irritado, enfadado. ¿Cómo puedo cambiar esto y evitar llegar al enfado y a las emociones negativas? Pues podría ser suficiente con que me imaginara que voy a encontrar un buen lugar para comer en el que comeré mi plato preferido, entonces, la sensación que me vendría seria de bienestar. De esta manera mi pensamiento habría cambiado mis emociones y probablemente la experiencia final.
Aprender a romper nuestros círculos de pensamiento y permitirnos acallar la mente, para que no esté continuamente recordando, temiendo y juzgando, es como aprender un deporte o una habilidad nueva (como pintar, tocar un instrumento, cocinar, etc…). Se trata de aprender a introducir, paso a paso, nuevos pensamientos, que nos lleven a nuevas decisiones, comportamientos, emociones y experiencias, hasta llegar a producir cambios importantes en nuestra personalidad.
Mercedes Ullod | Psicòloga- Coach de Mataró