¿La percepción juega un papel importante en el estrés?

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La percepción juega un papel fundamental, ya que una situación puede no ser amenazante y la mente vivirlo como si lo fuera y este pensamiento hará que el cuerpo se active como si realmente existiera este peligro.

Cuando percibes una amenaza el lóbulo frontal activa los centros de asociación en el cerebro y busca en nuestra memoria situaciones parecidas, se activa el tálamo que manda una señal al sistema nervioso y éste activa las glándulas suprarrenales y, entonces, el cuerpo segrega adrenalina y se liberan unas treinta sustancias químicas: Nos preparamos para la batalla. Así se activan las hormonas estrés y el desencadenante puede ser cualquier cosa externa, un jefe, una madre, un inquilino, etc.

Si una persona realiza un comentario y valoro que me está injuriando me enfadaré, en cambio, si, ante el mismo comentario, opino que es una tontería porque no tiene ninguna base,  incluso podrá hacerme gracia y no le daré importancia.

Si ante un hecho que me provoque estrés paro y me planteo si hay otras posibles formas de percibir esta realidad, me obligo a suspender el juicio y posiblemente preguntar a la persona implicada en este proceso. Si consigo cambiar la percepción que tengo de una realidad, un suceso o una persona, mi forma de comportarme será diferente y podré obtener unos resultados diferentes.

¿Puede ser que el objetivo mismo que me he propuesto, me esté produciendo estrés?

Tener un objetivo elevado es impulsador ya que podemos generar lo mejor de nosotros mismos, si en cambio este mismo hecho lo convertimos en una obligación y en una carga y surge el miedo o la rabia, significa que ha aparecido el estrés.

Hay veces en qué es sano parar y preguntarse, ¿tal como me he fijado este objetivo, las emociones son estimulantes o hay miedo? Este sería un buen indicador de cómo estoy viviendo el proceso.  Si tengo alegría y confianza en mí mismo, podré disfrutar de ese viaje. En cambio, si como compañeros de viaje tengo la impaciencia, la prisa, el miedo, la rabia o la frustración, posiblemente lo conseguiré pero con un alto grado de estrés.

Es importante ponerse objetivos estimulantes y también saber cuándo hay que abandonar o modificar un objetivo. Podemos darnos cuenta de que partíamos de un objetivo que no era  posible y  realista, o de que éste ya no está alineado con lo que queremos en la vida o no depende realmente de nosotros. También puede suceder que las circunstancias hayan cambiado y nos estemos dirigiendo a algo que no es ya lo que queremos ya no nos compensa. Es el momento de replantearnos nuestro objetivo.

Merce Ullod | Psicòloga- Coach de Mataró

www.mercedesullod.com